Hoy, 29 de mayo, estamos leyendo y estudiando el Documento 141, Sección 6. El título de la sección de hoy es “La última semana en Amatus”. La sección comienza contando la historia del Maestro nombrando a Simón para enseñar a un persa llamado Tejerma, de quien Simón supuso que era un “adorador del fuego”. Aparentemente, Simón no pudo persuadir a Tejerma para que creyera en lo que tenía que decir. Esto se evidencia en las palabras aparentemente frustradas de Simón al Maestro: “¿Por qué no he podido persuadirlo? ¿Por qué se ha resistido tanto conmigo y te ha escuchado a ti con tanta facilidad?” Yeshúa sabía exactamente lo que había ocurrido en las discusiones entre Simón y Tejerma. Simón había intentado forzar cada punto de la enseñanza del Evangelio sobre este hombre persa que recientemente había sido introducido a los conceptos básicos. Tejerma pidió quedarse un rato para poder escuchar las enseñanzas de Yeshúa.
El Maestro le recordó a Simón que lo importante en el proceso de enseñanza no era forzar todo sobre los buscadores, sino que ellos aprendieran gradualmente. Él dijo: “¿Cuántas veces te he enseñado que dejes de esforzarte por extraer algo del corazón de los que buscan la salvación? ¿Cuántas veces te he dicho que trabajes solamente para introducir algo dentro de estas almas hambrientas? Conduce a los hombres al reino, y las grandes verdades vivientes del reino pronto expulsarán todo error grave”. Al principio, el persa intentó explicarle a Simón que él no adoraba el fuego, que el fuego era solo un símbolo de Dios. Simón probablemente supuso mucho más de lo que debería sobre la fe de este individuo, pero Yeshúa vio a Tejerma como un buscador genuino. El Maestro enseñó que es más importante ayudar a guiar las almas a la puerta del reino y que con el aprendizaje continuo y gradual de la verdad por parte del alma, las falsedades desaparecerían.
Yeshúa continuó: “Cuando hayas dado a conocer al hombre mortal la buena nueva de que Dios es su Padre, podrás persuadirlo más fácilmente de que es en realidad un hijo de Dios. Una vez hecho esto, habrás llevado la luz de la salvación al que está en las tinieblas”. Muchas personas a las que alcanzamos con la buena nueva han estado en las tinieblas durante muchos años. A algunos les han enseñado errores religiosos desde la niñez, y ellos a su vez les han enseñado a sus hijos los mismos errores. En nuestra responsabilidad de compartir el evangelio con todas las almas, sería presuntuoso pensar que todos están equivocados en todos los aspectos de su sistema de creencias actual. Debemos compartir las joyas de la verdad acerca de que Dios es el Padre Universal y que toda la humanidad se compone de los hijos e hijas de un Padre divino y amoroso. Este es el comienzo del proceso. Todo lo que podemos hacer es compartir la luz del reino como una invitación para que el buscador aprenda más. Yeshúa enseñó a sus apóstoles a compartir el evangelio de una manera gradual. No se debe forzar nada. El Maestro se refirió a esto como “el avance progresivo del alma dentro del reino divino”. Simón siguió las instrucciones de Yeshúa, y como dice LV 141:6.3, el persa “fue contado entre los que entraron en el reino”.
Una vez más Yeshúa habló sobre el proceso gradual de enseñar a otros. Él dijo, “primero cuidad de que los hombres nazcan de espíritu, antes de intentar instruirlos en los caminos avanzados del espíritu”. (LV 141:6.4) Al igual que los bebés, los nuevos buscadores no pueden consumir alimentos sólidos. Un bebé lactante debe consumir leche en las etapas iniciales de la vida. Es solo más tarde que el niño puede comenzar a consumir alimentos sólidos.
A veces, en nuestro entusiasmo por compartir el evangelio con los demás, podemos intentar “compartir en exceso” las verdades que hemos llegado a conocer. Sin embargo, el Maestro enseñó: “Presentad a los hombres a Dios, como hijos de Dios, antes de discurrir sobre las doctrinas de la paternidad de Dios y de la filiación de los hombres. No rivalicéis con los hombres — sed siempre pacientes. El reino no es vuestro, solo sois sus embajadores. Salid simplemente a proclamar: He aquí el reino de los cielos — Dios es vuestro Padre y vosotros sois sus hijos, y esta buena nueva, si la creéis de todo corazón, es vuestra salvación eterna”. Al compartir demasiado, demasiado pronto, podemos ser la causa del rechazo de las enseñanzas del evangelio por parte del buscador, porque al igual que el bebé, el nuevo buscador, hablando espiritualmente, no puede consumir alimentos sólidos.
— Hermano Chaim